junio 21, 2007

A las manos

Hace algunos años me dijeron que mis manos parecían sacadas de fotografías antiguas. Al momento no supe si tomarlo como un cumplido o como una burla, pero una vez que conocí mejor a quien me lo dijo, supe que era un comentario halagador. Recientemente mi amiguita Flequillo escribió sobre la parte de su cuerpo que más le gusta, seguida por la otra niñita quetecotoperequística que dijo que lo que más la enorgullecía era su identidad. A mí me gustan especialmente mis manos, y en general me gustan las manos del mundo. No porque sean lindas y estén bien cuidadas, sino por lo que representan para la historia, el presente y el futuro de la humanidad. Las manos son las herramientas más versátiles, útiles y económicas que tenemos, pero también son armas de doble filo. Con nuestras manos podemos ayudar a construir, o podemos destruirlo todo, demostrar el mayor afecto, o dar clara evidencia de un desatado y temible odio. Las manos pueden decir “te amo”, pueden marcar el inicio de la más sincera amistad, secar lágrimas de dolor o alegría, pueden repartir el pan entre los pobres, curar profundas heridas, bendecir la llegada de un niño, sostener almas desechas, darle de comer a un animal en la calle y demostrarle el más puro y noble amor. Son refugio para bebés y bálsamo para ancianos, guías para el errante y salvación para quien se encuentra perdido. Dos manos juntas representan una plegaria, pero también una petición, el clamor de estómagos vacíos o almas necesitadas. Entrecruzadas son símbolo del amor, de compromiso. Cerradas pueden matar. Abiertas pueden lastimar a una pareja sumisa, pero también pueden acariciar un rostro y perdonar o pedir perdón. Las manos pueden sentir y disentir, pueden gritar de pasión, pueden salvar vidas, pueden hacer música y convertir dos brochazos en obras magistrales. Con ayuda de un lápiz pueden construir mundos fantásticos o contar duras realidades. Algunos las utilizan para iniciar guerras, dar órdenes, sentenciar a muerte, señalar y criticar. También las utilizan para ensuciar las calles, para talar árboles, para destruir lo que nos queda de mundo. Afortunadamente, otros las utilizan para sembrar semillas de futuro, para reemplazar cada árbol talado por uno recién nacido, para establecer alianzas y declarar el cese de la violencia, para rezar por la paz. Muchas personas sólo pueden comunicarse con ellas, otros tratamos de utilizarlas para complementar nuestras palabras, para hacernos entender en un idioma distinto. Por eso yo hago una oda a las manos y propongo que con el cincel de la conciencia, y con la tolerancia como molde, esculpamos un nuevo mundo, hagamos del amor la más aclamada obra y dejemos que nuestras manos descubran la felicidad y el arte de dar.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué hermoso...con mis manitas te escribo palabras de sinceras felicitaciones...

Como seres responsables deberíamos guiar a nuestras manos por buen camino, para hacer las cosas bien o al menos intentar.

Mis manos te mandan saluditos desde aqui...

Me gustó mucho tu texto, me ha llegado al corazoncito :'(

Patzchka dijo...

Qué hermosa :')
Gracias.. También mis manos te mandan saluditos..

AngeIa Inciarte dijo...

Que manera de hablar sobre esta parte de nuestro cuerpo... Las palabras y la intención fueron sencillas pero a la vez profunda, me encantó, es una de esos escritos que tienen tanta emotividad que tienes que leerlo hasta el final y releerlo para disfrutarlo... Saluditos, Bye!

+Ari dijo...

Coño este blog si es fino. Mira sushi cuando? Te quiero
Besos*

Patzchka dijo...

Agridulce: gracias por pasar por aquí y dedicarme unos minuticos y palabras tan bonitas.

Mi ari, gracias too... el sushi pa' cuando quieras... Esta semana cuadramos, si va? Loviu tu! Muakses :)

Guillermo dijo...

Parece que el gusto por el sushi es un común denominador de la gente chévere, jeje.
Me gustó mucho tu artículo, yo también siento un gran aprecio por las manos, por las mias o por las que crean, cuidan, ayudan, se extienden para ayudar o se dan como palmadas para reconfortar.
Gracias!

Patzchka dijo...

Gracias a ti, Guille, por darte la vuelta por acá, me alegra que te haya gustado el post :) Cualquier día de estos compartimos un sushi jeje.